Post by chavo on Sept 22, 2005 12:20:33 GMT -5
La abuela en el retrato
Chavo lecona
Anda vieja, ya va siendo hora de que entres al cuarto porque no es posible que yo siga aquí. Me tienes humillada, a mí, que soy lo que más quieres desde que el anciano nos hizo el favor de pudrirse. A mí que soy el último objeto que ves antes de dormirte y el primero que buscas cuando recuerdas tu desgracia de seguir viva. Yo que soy la única cosa de este cuarto que has besado; la única que tiene derecho a insultarte. Porque soy yo la reina de este cuarto muy sobre tu persona fría y arrugada que no sirve ni para cuidar a los escuincles y muy sobre ese espejo idiota que no es conciente de que los demás ni lo toman en cuenta porque sólo se ven a ellos mismos, soy superior al florero que ya nadie recuerda y ni que decir sobre esa cama vieja que ya sólo te sirve para dormir aunque por lo menos tiene un uso, no como ese reloj que se cree importante porque es lacayo del tiempo a sabiendas que el pobre diablo de su amo ni puede rozarme, no quiero mencionar a ese vaso horroroso que seguro es la prueba viva de la generación espontánea pero eso sí, jamás podrá igualarme tu nenita de porcelana que necesita de la música para no verse estúpida, ya deberías cambiar ese ropavejero que le llamas armario y mira que me trae sin cuidado aquel cajón donde entierras recuerdos porque tú sabes que jamás será mi tumba, por cierto ¿Quién diablos sabe de dónde vino esa vulgar caja de herramientas? ¿lo ves? soy mucho más valiosa que estos objetos; de los demás no vale la pena recordarles su realidad inmunda.
Acéptalo vieja, eres una vanidosa: soy lo que más quieres. Veme nada más, pudiste haber sido modelo o artista de televisión pero no, tenías que casarte con un pinche fracasado.
Ahora sirve de algo “abuelita” y levántame, que el piso es para los jodidos, los zapatos y las chanclas.
Chavo lecona
Anda vieja, ya va siendo hora de que entres al cuarto porque no es posible que yo siga aquí. Me tienes humillada, a mí, que soy lo que más quieres desde que el anciano nos hizo el favor de pudrirse. A mí que soy el último objeto que ves antes de dormirte y el primero que buscas cuando recuerdas tu desgracia de seguir viva. Yo que soy la única cosa de este cuarto que has besado; la única que tiene derecho a insultarte. Porque soy yo la reina de este cuarto muy sobre tu persona fría y arrugada que no sirve ni para cuidar a los escuincles y muy sobre ese espejo idiota que no es conciente de que los demás ni lo toman en cuenta porque sólo se ven a ellos mismos, soy superior al florero que ya nadie recuerda y ni que decir sobre esa cama vieja que ya sólo te sirve para dormir aunque por lo menos tiene un uso, no como ese reloj que se cree importante porque es lacayo del tiempo a sabiendas que el pobre diablo de su amo ni puede rozarme, no quiero mencionar a ese vaso horroroso que seguro es la prueba viva de la generación espontánea pero eso sí, jamás podrá igualarme tu nenita de porcelana que necesita de la música para no verse estúpida, ya deberías cambiar ese ropavejero que le llamas armario y mira que me trae sin cuidado aquel cajón donde entierras recuerdos porque tú sabes que jamás será mi tumba, por cierto ¿Quién diablos sabe de dónde vino esa vulgar caja de herramientas? ¿lo ves? soy mucho más valiosa que estos objetos; de los demás no vale la pena recordarles su realidad inmunda.
Acéptalo vieja, eres una vanidosa: soy lo que más quieres. Veme nada más, pudiste haber sido modelo o artista de televisión pero no, tenías que casarte con un pinche fracasado.
Ahora sirve de algo “abuelita” y levántame, que el piso es para los jodidos, los zapatos y las chanclas.