Post by agatha on Oct 11, 2005 13:13:45 GMT -5
Le hice unas pequeñas modificaciones si lo quieren checar, adelante.
El ropero
El otro día la tele de 15 pulgadas me presumía que no era tan vieja como yo, que a ella siempre la iban a querer porque fue un regalo de cumpleaños que el abuelo le dio a la abuela y que desde el momento en que llegó todos la adoraban. No quise decirle que eso no tenía tanta importancia como la manera en la que yo llegué. Es verdad que soy muy viejo, estoy aquí desde que la abuela y el abuelo empezaron a vivir en ésta casa.
Yo fui parte de su relación desde antes de que se casaran. Tengo un recuerdo vago de cuando pertenecía a la naturaleza, ellos fueron al campo y grabaron en mi cuanto se querían. Cuando ellos se casaron el abuelo puso todo su empeño para tener ese bello recuerdo cerca así que mando a hacer un ropero conmigo, fui un regalo de bodas que el abuelo le dio a la abuela. Por eso es que no pueden tirarme, se borraría ese recuerdo. No solo ese, el vestido de novia de la abuela y yo somos tan viejos como el hijo mayor, yo he cuidado de él desde que se casaron, nadie podrá protegerlo de las polillas mejor que yo.
Pensé en evidenciarle su poca importancia a la tele cuando alguien se acercó, eran la abuela y sus hijos, fue muy raro porque se llevaban a la tele. Los hijos traían una caja consigo; la tele gritó pero nadie la escuchaba ¡no me cambien, por favor! Los niños estaban muy emocionados y gritaban ¡vamos a poder ver ya las caricaturas a colores! La tele se fue triste, pobrecilla. La abuela me miró mientras se llevaban a la tele, al salir del cuarto solo apoyo su cabeza en mi, susurró unas palabras y marco sus labios en mi madera.
El ropero
El otro día la tele de 15 pulgadas me presumía que no era tan vieja como yo, que a ella siempre la iban a querer porque fue un regalo de cumpleaños que el abuelo le dio a la abuela y que desde el momento en que llegó todos la adoraban. No quise decirle que eso no tenía tanta importancia como la manera en la que yo llegué. Es verdad que soy muy viejo, estoy aquí desde que la abuela y el abuelo empezaron a vivir en ésta casa.
Yo fui parte de su relación desde antes de que se casaran. Tengo un recuerdo vago de cuando pertenecía a la naturaleza, ellos fueron al campo y grabaron en mi cuanto se querían. Cuando ellos se casaron el abuelo puso todo su empeño para tener ese bello recuerdo cerca así que mando a hacer un ropero conmigo, fui un regalo de bodas que el abuelo le dio a la abuela. Por eso es que no pueden tirarme, se borraría ese recuerdo. No solo ese, el vestido de novia de la abuela y yo somos tan viejos como el hijo mayor, yo he cuidado de él desde que se casaron, nadie podrá protegerlo de las polillas mejor que yo.
Pensé en evidenciarle su poca importancia a la tele cuando alguien se acercó, eran la abuela y sus hijos, fue muy raro porque se llevaban a la tele. Los hijos traían una caja consigo; la tele gritó pero nadie la escuchaba ¡no me cambien, por favor! Los niños estaban muy emocionados y gritaban ¡vamos a poder ver ya las caricaturas a colores! La tele se fue triste, pobrecilla. La abuela me miró mientras se llevaban a la tele, al salir del cuarto solo apoyo su cabeza en mi, susurró unas palabras y marco sus labios en mi madera.